Cursar
aquel Bachillerato de letras en horario nocturno fue muy duro. Compaginarlo con
el trabajo resultó ser agotador. A duras penas podía cumplir con las lecturas
obligatorias. Pero afronté el COU con ganas, sabiendo que me abriría las
puertas de la Universidad.
Necesitábamos
preparar a conciencia las asignaturas si queríamos superar las pruebas de
acceso. Por eso, todas las clases se convirtieron en una carrera contrarreloj,
salvo la de «Lengua y Literatura».
Mercedes
entró en el aula precedida por una leve brisa con aroma de mar. Cerró la puerta
tras sus huellas de salitre y espuma. Se desplazó con suavidad por el
entarimado y, sentándose en el borde de la mesa, nos miró con sus ojos
aguamarina. Su voz era cálida y dulce mientras leía un poema y la luz de sus
palabras nos guio hasta su orilla calma como un faro entre la bruma.
Durante
sus clases, cerrábamos las ventanas y abríamos la imaginación. Nos enseñó a percibir
el crujir de la madera en un olmo viejo. El aula se llenaba con el aleteo de
oscuras golondrinas mientras descubríamos el amor en verso. Fuimos testigos de
la pasión de Ana Ozores y luchamos contra gigantes disfrazados de molinos. Pusimos
rumbo a ultramar en busca de Penélope entre cantos de sirena. Aprendimos a emocionarnos
con las «Nanas de la Cebolla», a valorar a «Los Santos Inocentes» y a cómo amar
a un «Poeta en Nueva York» o en «Campos de Castilla».
Ella
me llenó el alma de letras, acrecentando mi sed de poesía y de prosa. Desde
entonces, jamás he dejado de buscarla en cada historia que leo o escribo. A
veces, su faro emerge de la oscuridad y, mientras sigo su estela de luz, mis
palabras huelen a mar y dejan huellas de espuma.
Relato con el que participo en el Concurso #MiMejorMaestro de zendalibros.com
Hay maestros cuyo amor por su asignatura se traspasa, y son los que nos marcan.
ResponderEliminarUn abrazo, y que haya suerte
Un buen profesor es inolvidable.
EliminarMuchísimas gracias, Albada.
Besos apretados.
Es pura poesía. Me encantaría ser esa maestra.
ResponderEliminarMucha suerte, Pilar 😘
Mil gracias, Margarita. Ella marcó mi destino.
EliminarBesos apretados.
que suerte
ResponderEliminarmis profes favoritos eran de materias más prosaicas (de ciencias, quiero decir) . nunca hice ninguno, pero se me hace que los cursos nocturnos, siempre fueron más interesante
Besosss, pilar
En el horario nocturno, los que asisten a clase tienen un gran interés por aprender y la relación con los profesores es más estrecha y especial. Suelen ser estudiantes de mayor edad, pero con muchas inquietudes.
EliminarMuchísimas gracias, Gabiliante.
Besos apretados.
Hay profesores que dejan huella, porque tienen mucho que contar, ponen el alma en ello y eso se nota y se transmite.
ResponderEliminarBuen relato, Pilar
Suerte y un abrazo
Mi experiencia con Mercedes fue maravillosa. Me dejó una huella muy difícil de borrar.
EliminarMil gracias, Ángel.
Besos apretados, amigo.
Hermoso relato.
ResponderEliminarSin duda esa maestra dejó huella en tu vida.
Ella marcó un antes y un después en mi vida. Aunque no he vuelvo a saber de ella, jamás la olvidaré.
EliminarMil gracias, Mercedes, por tu bello comentario.
Besos apretados
Mucha suerte!muy bello...esas huellas de espuma... con olor a mar .Besos
ResponderEliminarMuchísimas gracias.
EliminarBesos apretados.