Dudo
si lo que golpea
mi pecho
eres tú.
Si lo que
desnuda la verdad
en mi mirada
es amor.
Y llegas
susurrando caricias,
lloviendo madrugadas
abrazado a mí.
Y desaparecen
las dudas en el hueco
de mi almohada.
Y, entonces,
huye el silencio
cuando amaneces tú.
Fíjate que sin dudas previas, es difícil afirmar que sí, que es lo que uno espera, o desea, o necesita.
ResponderEliminarMuy bueno. Un abrazo
Me alegro que te guste. Muchas gracias, Albada.
EliminarBesos apretados.