Cierro los ojos y una catarata de recuerdos asalta mi sueño hasta el amanecer. Eres vegetación que echa raíces para luego crecer hasta que, bajo tus ramas, desaparece mi alma.
Busco el camino de retorno entre tus hojas, para no perderme en la noche y saber cómo volver a empezar. Lo intento con todas mis fuerzas, pero no sirve de nada. Un nuevo fracaso. Exhausta, solo puedo rendirme.
Entonces, escucho el susurro del río que me atrae y guía mis pasos hasta la profundidad de sus aguas. Me sumerjo.
Cesa mi dolor cuando, en su frío abrazo, todo es silencio.
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